lunes, 30 de noviembre de 2015

Misterioso caso en Quintanar del Nilla II

Había pasado la semana esperando que llegara este momento, Diego entró en casa de sus abuelos tan contento como siempre, Daniel le acompañaba.
Paula y Julia ya estaban en casa y como primas mayores se habían hecho cargo de la pequeña María, la benjamina de la familia.
Daniel saltó en el sofá asustando a las chicas mientras se reía y saludaba.
- ¡Daniel! ¡Vaya susto! ¡Vas a despertar a María! - le dijo Paula con cara enfadada.
"Da ñiña dueme, shhhhhhhh" dijo Julia con el dedo índice en la boca.
Diego se sentó también en el sofá, y meció un poco el carrito de María para que no se despertara.
- Mi hermana y yo llevamos ya un rato aquí con María, ¿Dónde os habíais metido?
"La Tía Virgi y mi madre han estado preparando el maletero del coche porque no sé de donde venían hoy" - contestó Diego.
Daniel propuso jugar al VeoVeo, y aunque no se sabía todas las letras, lo hacía muy bien. Diego y Paula acertaban siempre y Julia como no se entraba muy bien del juego, decía todas las palabras que conocía.
"Perrito, mamá, casita, tata, chicha, ..." - aunque a veces no le hacían caso.
El abuelo Miguel entró en el salón, dio un besito a los niños y se sentó en el sillón buscando el mando de la tele.
- Abuelo illos, ¿Qué vamos a hacer hoy? - preguntaba Daniel.
"No sé vosotros, yo descansar y ver la vuelta ciclista..." decía el abuelo a la vez que se caía en el sillón y cerraba los ojos.
La cabeza de Diego se puso en marcha. ¿Qué se podía hacer un sábado por la tarde en Quintanar? Se levantó y el resto de niños le siguió hasta la cocina, todos menos María que dormía con el abuelo y la vuelta ciclista.
En la cocina estaba Eva, la madre de Paula y Julia, y la Tía Sandra, hablando y tomando café, pero cuando vieron a los niños, sospechosamente se quedaron calladas con media sonrisa puesta en la cara.
- Hola chicos, ¿qué hacéis? - preguntó la Tía Sandra.
"¡Nada!" dijeron los niños a la vez.
- ¿Por qué no jugamos al escondite? Me pido contar - dijo la Tía y empezó a contar muy rápido: unodostrescuatrocincoseissiete...
"Si vais a salir a la calle, poneros la chaqueta, ¡eh!" decía la madre de Paula y Julia mientras los niños salían disparados buscando el mejor escondite.
- ¿Te vas a poner a jugar ahora al escondite, Sandra? - preguntaba Eva.
"Sí, es para tenerlos distraídos hasta que llegue eso, ya sabes, de lo que estábamos hablando antes. No vaya a ser que les estropeemos la sorpresa. Es que tengo que estar yo en todo, eh, con lo que quiero yo a estos niños..." y Paula ya no pudo escuchar más porque la Tía Sandra gritó: "¡VOY!" y se escondió detrás de la puerta, sumiendo la barriga para que no se notará que estaba allí.
Mientras, Daniel había ido corriendo y se había metido debajo de la cama, pero no le pareció un buen sitio, asique se metió dentro del armario, pero tampoco le pareció buena idea y cuando estaba a punto de salir de la bañera, escuchó los pasos de sus tías y se quedó muy muy quieto.
"...entonces yo creo que les va a gustar porque el año pasado se lo pasaron genial, ya tengo ganas de que María crezca un poco para que también disfrute,..." escuchaba Daniel "trae unas pocas mientras llegan Virgi y Patri, yo voy a ver dónde están los niños".
Julia era muy buena jugadora del escondite, se había escondido debajo del sofá y se reía mientras escuchaba al abuelo roncar.
"ji ji ji el abuelo hace GRRRRRRROOOO ji ji ji" –pensaba.
Escuchó a la Tía Sandra comer algo, pero, aunque tenía hambre, no se movió ni un pelito para que no la vieran.
Diego, salió corriendo hacia la habitación del abuelo en cuanto escuchó el "¡VOY!" de la Tía Sandra. Entró y cerró la puerta con cuidado, se metió detrás de la cortina y que quedó muy quieto cuando escuchó hablar a su tía.
"Oye, ¡qué ricas, Eva! Estoy deseando que lleguen de Zamora para poder..."
-SHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH- dijo Eva - ¡No seas bocazas!
"Uy, sí, vamos a seguir buscando que al final voy a perder yo" - dijo la Tía Sandra.
Al cerrar la puerta Diego escucho un puRRRFFF, seguido de un "lo siento", pero no entendió nada hasta que como una niebla espesa, un olor a pedete se extendió por toda la habitación, le llegó a la nariz y le hizo toser: "Cof, cof, cof".
Julia volvió a escuchar a su tía pasar por el salón y arrugando la nariz dijo: ¡caca, caca, caca, caca! Y Paula, que la escuchó, sigilosamente se le acercó y le dijo:
"Calla Julia, yo también lo he olido, pero si sigues hablando ¡nos van a descubrir!"
Diego iba a salir de la habitación, escapando del mal olor, cuando Daniel entró corriendo y cerró la puerta.
- Jo, Diego, no veas como huele en el baño... ¡puag! pero si aquí… ¡también huele!
"Yo no he sido, ¡lo juro! Creo que ha sido la Tía Sandra... Este olor..." decía Diego pensativo.
- Mira, la abuela Carmen -se fijó Daniel en una foto que había en la mesita- ¡qué guapa!
Y es que la abuela Carmen un día, decidió hacer las maletas e irse al cielo y desde allí ver y cuidar a toda su familia, y aunque todos la echaban muchísimo de menos, respetaron su decisión.
- ¡Sí, qué guapa la abuela Carmen, cómo la quiero! ¡cómo le gustaban mis dibujos! ¡y cómo le gustaban las castañas! Este olor.... Este olor... es de ¡¡pedo de castaña!!
Diego recordó todas las veces que su abuela les había advertido que comer muchas castañas asadas, producía muchos gases en el estómago, o lo que es lo mismo que los niños se convirtieran en globos rellenos de gas oloroso, en pequeñas bolas de aire con olor apestoso, en un saco de pedos, para ser más claros.
Entonces agarró a Daniel de la mano y corrieron al salón para buscar a las chicas. Paula y Julia seguían escondidas debajo del sofá y María dormía al lado del abuelo.
-Creo que lo tengo – dijo Diego en el oído de Paula.
Diego se acercó muy despacio al durmiente abuelo, y metió la mano en el bolsillo de la chaqueta y ¡voila! Había cuatro castañas asadas y todavía calentitas. Se repartieron las castañas y las saborearon.
"Podemos ir al taller del abuelo para ver si ya han puesto la estufa" susurró Paula.
-Muy buena idea Paula, pero hay que tener mucho cuidado, no vaya a ser que nos acerquemos y… - decía Diego, pero Paula no le dejó continuar la frase:
“¡Y te quemes la chaqueta como Daniel el año pasado!” – gritó Paula.
JAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJJAJAJAJAJAJAJA
A los cuatro niños les dió un ataque de risa, se rieron tanto tanto que despertaron al abuelo y a María, que se puso a llorar.
Yo soy la Castañera, castañas te traigo yo, son ricas y redonditas, todas de color marrón”- le cantaron los niños a la pequeña María que dejó de llorar al instante.
La tía Sandra abrió la puerta a sus hermanas que venían con mucho frío, y escucharon a los niños cantar.
“¡Ay! Pues sí que ha sido un secreto…” – dijo la Tía Virgi negando con la cabeza.
Diego fue corriendo a darle un abrazo a su madre. Paula, Julia y Daniel dijeron: “Por mí y por todos mis compañeros” terminando así el juego y ganando a la Tía Sandra, que ponía caras graciosas.
-Bueno, chicos, habéis descubierto el pastel, ¿Quién quiere ir al taller a poner las castañas en la estufa? – preguntó la Tía Sandra con papeles de periódico en la mano.
“Yoooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooo” – dijeron los niños.
                Todos juntos fueron al taller del abuelo “illos” y mientras se asaban las castañas en la estufa, los niños explicaron cómo el recuerdo de la abuela Carmen les había ayudado a descubrir la sorpresa; asique muy felices y contentos cantaron otra vez la canción de la castaña a grito pelado:
“Yo soy la Castañera, castañas te traigo yo, son ricas y redonditas, todas de color marrón.
Te puedo vender una, te puedo vender dos, con ellas te regalo, alegría e ilusión.
Cuando llegue el otoño, salimos a pasear,  y con las ricas castañas,  tus manos calentarás”.
                ¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡PRRRRRRRRRRRRRRRRRRRFFFFFFFFFFFFFFFFF¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡
A la Tía Sandra con la emoción de la canción se le escapó otro pedete.
                Los niños se rieron y le recordaron a su Tía que las castañas son muy pedorras.
¡¡Y colorín colorado, este cuento se ha acabado, quien no levante el culo, se le quedará pegado!!
                                                                               FIN

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