lunes, 27 de octubre de 2014

Flores y mariposas



¡Qué linda es la primavera!
¡Qué lindas las praderas!
El sol cubre la tierra entera,
y árboles y  arboledas.
Qué bonito luce el cielo,
sin nubes, sin lluvia, sin viento.
Salen y crecen las flores,
Y surgen los grandes amores.
Qué contentos los niños,
Más aún los mayores,
que recargan sus pilas,
inspiran y todo huele a lilas.
Mariposas, mariposas, mariposas
Salen a bailar, ¡no las cojas!
Sus colores también bailan,
flotan y se cambian.
Sed muy felices,
siempre y todos los días.
Sed risueños y alegres,
sed peces y liebres,
sed lo que queráis ser,
y para los demás, lo mismo pensad.

sábado, 25 de octubre de 2014

La ardilla perdida



Había una vez una familia de conejos que vivían en su madriguera. Eran muy felices en el monte Pajariel, tan verde, tan lleno de árboles y arbustos con muchos frutos.
Un día toda la familia se despertó con un sonido sospechoso.
Crunch, cruch, cruch, cruch – sonaba por todo el lugar.
El papá y la mamá abrieron la puerta de la casa-madriguera lentamente.
¡Pero que ven mis ojos! – exclamó el papá.
No puede ser,  ¡no hay derecho! – dijo la mamá muy enfadada.
Delante de sus narices había una ardilla comiéndose las zanahorias de su huerto.
Eh, tú, vete de aquí, ¡este es nuestro huerto! – gritó desde la ventana el pequeño conejito.
La ardilla les miró con los ojos un poco llorosos, puso pucheros  y agachó la cabeza.
- Lo siento, llevo varios días perdida por este monte, ¿sabéis dónde está el parque del Temple?
Los papás se dieron cuenta que la ardilla estaba realmente hambrienta, cortaron unas cuantas zanahorias, unos frégoles, unos nabos y unas berzas, e hicieron pasar adentro de la casa a la ardilla.
Se sentaron a la mesa y mientras el papá preparaba las verduras, la mamá salió a buscar agua al río Sil, que estaba muy cercano a su casa.
Los dos hijitos conejos no entendían nada. Había pillado infraganti a la ardilla mientras les robaba  las verduras de su huerto, las que tanto les costaba a sus papás cuidar, ¿Por qué sus papis habían dejado entrar en la casa a un desconocido?
Pero en cuanto vieron comer a la pobre ardilla, en seguida lo supieron.
- ÑAM, ÑAM, ÑAM – comía la zanahoria.
- CRUCH, CRUCH, CRUCH – masticaba los fréjoles.
- MUK, MUK, MUK – “rañaba” los nabos con su dientecitos.
- CRAC, CRAC, CRAC – engullía las berzas.
- GLUP, GLUP, GLUP – y se bebió toda el agua.
La ardilla, contenta y un poco avergonzada, dió una y mil veces las gracias a la familia de conejos.
- ¡Muchas gracias, amigos! Sólo me queda una última cosa, ¿podríais indicarme cómo llegar al parque del Temple? Allí vivía con mi familia hasta que me entretuve buscando piñones en un árbol y se me hizo de noche…
Sin problemas ardilla, te acompañaremos encantados – dijo el papá mientras la mamá y los hijos asentían con la cabeza.
¡Sí, sí, nosotros también queremos ir al parque! – gritaban los conejitos.
Caminaron entre los árboles, cruzaron un par de huertas, saltaron dos vallas de madera y giraron a la derecha, después saltaron por el colegio de los niños y cruzaron una carretera mirando muy bien hacia los dos lados y llegaron al parque.
Los conejitos salieron disparados a tirarse por el tobogán.
¡Mirad, mirad! ¡Allí están mis padres! – dijo la ardilla.
Tras una pequeña reprimenda, los padres de la ardilla le dieron un gran abrazo. Acudieron en seguida a agradecer a los conejos la ayuda prestada a su hija.
Y así, conejos y ardillas celebraron el reencuentro y la nueva amistad.

martes, 14 de octubre de 2014

Ciclo Cuentos de la Abuela Enriqueta: "LOS ANIMALES MÚSICOS"



Un burro trabajó muchos años para un labrador. Cuando iba viejo le dijo que lo iba a matar. Comprendiendo el peligro, el burro se marchó de casa diciendo:
“Iré a la ciudad, y seré músico y ganaré mucho dinero”.
En el camino encontró un perro afligido y le dijo:
“¿Qué te pasa?”
-“Mi amo me echa de casa porque soy viejo” dijo el perro.
“No te apures, ven conmigo, iremos a la ciudad y seremos músicos. Ganaremos mucho diinero”.
Y siguieron su camino.
Más allá encontraron un gato. Le dijo el burro:
“¿Qué te pasa?”
-“Mi amo me quiere matar porque ya no cazo ratones”.
Los tres animales siguieron juntos su camino.
Más allá se encontrareon con un gallo. Le dijo el burro:
“¿Qué te pasa?”
-“El cocinero quiere cortarme el cuello y asarme en el horno”.
“Ven con nosotros, haremos una banda de música y ganaremos muchos dinero”.
Al llegar la noche, divisaron un luz próxima y se dirigieron hacia ella. El burro se posó en la ventana y dijo:
“Veo a siete ladrones y una mesa de exquisitos manjares”.
Enseguida pensaron un plan. Se colocaron uno encima del otro: el perro encima del burro, el gato encima del perro y el gallo encima del gato.
 Y a la vez hicieron una música atronadora:
El burro rebuznó.
El perro ladró.
El gato maulló.
Y el gallo cantó: “¡Kikirikí, marcharos de aquí!”
Los animales festejaron así su primer éxito.
Y colorín colorado, este cuento se ha acabado, quién no levante el culo… ¡se le queda pegado!

domingo, 12 de octubre de 2014

Ciclo cuentos de la abuela Enriqueta "LA GALLINITA RUBIA"

Estaba la Gallinita Rubia escarbando en su corral, cuando encontró unos granos de trigo.
“¿Quién quieres sembrar este trigo?” dijo la Gallinita.
-¡Yo no! dijo el Pavo.
-¡ Ni yo! dijo el Pato.
“Yo lo sembraré” añadió la Gallinita.
Cuando estuvo de siega el trigo preguntó la Gallinita:
“¿Quién quieres segar el trigo?”
-¡Yo no! dijo el Pavo.
-¡Ni yo! dijo el Pato.
“Yo lo segaré” añadió la Gallinita.
Cuando había que llevar el trigo al molino dijo la Gallinita:
“¿Quién quieres llevar el trigo al molino?”
-¡Yo no! dijo el Pavo.
-¡Ni yo! dijo el Pato.
“Yo lo llevaré” añadió la Gallinita.
Cuando estuvo molido preguntó la Gallinita:
“¿Quién quieres hacer pan?”
-¡Yo no! dijo el Pavo.
-¡Ni yo! dijo Pato.
“Yo lo haré” añadió la Gallinita.
Cuando  estuvo cocido y doradito dijo la Gallinita:
“¿Quién quiere comerlo?”
Y dijeron a un tiempo los dos, el Pavo y el Pato:
-¡Yo que soy tu amigo!
-¡Yo que siempre lo he sido!
“¡No lo comereis vosotros, animales perezosos! Lo comeremos mis hijitos y yo clo, clo, clo, venid hijitos mios y celebraremos un gran banquete”.
Y colorín colorado, este cuento se ha acabado, quién no levante el culo… ¡se le queda pegado!


martes, 7 de octubre de 2014

Ciclo cuentos de la Abuela Enriqueta "LA CABRITITA ROSITA"



Una cabra llamada Blanca y su cabritita llamada Rosita, vivían en una casita en el bosque.
Una mañana, al salir Blanca a pacer, le dijo a su hijita:
“Quédate encerrada en casa y no abras la puerta a nadie hasta que yo no enseñe mi pata blanca por la cerradura”.
Rosita obedeció.
El lobo, que es un malvado, vió salir a la cabra y dijo:
-“Voy a matar a esa inocente cabrita”. Y se acercó con cuidado a la puerta de la casita y dió tres golpes en ella: ¡TAZ, TAZ, TAZ!
“¿Quién llama?” preguntó Rosita.
-“Soy mamá” dijo el lobo, suavizando la voz.
“Enséñame la patita blanca”.
Pero la pata era negra como el carbó y entonces le dijo Rosita:
“Tú no eres mamá, tu eres una malina fiera y yo no abriré”.
Entristecido el lobo, se marchó con el rabo entre las piernas. En el camino encontró una mujer que llevaba una cesta en el brazo y le dijo:
-“Buena mujer, ¿Qué llevas en esa cesta?”
“Harina blanca para hacer tortas” le dijo.
-“¿Quieres venderme un kilo?”
 Y ella se lo vendió.
El lobo extendió la harina en sus patas, que quedaron blancas como la nieve.
Mientras el lobo hacía este acto, mamá Blanca volvió a su casita; enseñó su pata blanca y Rosita abrió. Rosita le contó la visita del lobo. Y su mamá le dijo:
“Está bien hijita, el lobo es un malvado y pronto volverá, pero vamos a librarnos de él. Trae leña y haremos un gran fuego”.
Al poco rato volvieron a llamar a la puerta de la casita: ¡TAZ, TAZ, TAZ!
“¿Quién llama?”
-“Soy mamá con la pata Blanca” dijo el lobo.
A lo que Rosita contestó:
“Jugando perdí la llave, sube al tejado y baja por la chimenea”.
El lobo subió al tejado, se tiró por la chimenea y calló en medio del fuego… murió vivo, abrasado y con horribles dolores. ¡Le estuvo bien!
Y colorín colorado, este cuento se ha acabado, quién no levante el culo… ¡se le queda pegado!