jueves, 28 de marzo de 2013

Como todos los días

Un día de verano el lobito Perry se despertó en su cueva, como todos los días.
Se desperezó y salió a ver el sol, como todos los días.
Saludó a su vecino el zorro, como todos los días. Y como todos los días el zorro le respondió:
- ¡Ay, lobito lobito! ¿Vas a bajar otra vez al pueblo? ¡Pásatelo muy bien!.
"Sí, señor Zorro, así lo haré" contestaba Perry, como todos los días.
Asi que el lobito, bajó del monte por el camino de piedras, como todos los días.
Bebió agua fresca de la fuente, como todos los días. Y como todos los días, estaba esperándole allí su amigo, el niño Miguel.
- ¡Buenos días, Perry! Toma, te he traido pan con jamón. Cómetelo todo que hoy vamos a ir a muchos sitios a jugar - decía Miguel, como todos los días.
"Auuuuuuuuuuu, auuuuuuuuuu, auuuuuu" decía Perry. Y Miguel sabía lo que quería decir.
Despues, salían corriendo a todo correr, como todos los días.
Miguel en su bici, y el lobito con sus patas. Y como todos los días, pasaban por la calle principal del pueblo, saludando y sonriendo:
-¡Hola, señora Gloria! ¡Buenos días, Roberto! ¡Hasta luego, Rogelia! - gritaba contento Miguel.
"Auuuuuuuuuuu, auuuuuuuuuu, auuuuuu" decía Perry. Y toda la gente del pueblo, sabían lo que quería decir.
La gente al verles pasar sonreían y agitaban sus manos, como todos los días.
Al pasar por las afueras del pueblo, corrían por los caminos de las huertas, y como todos los días, olían las flores y las frutas de los vecinos.
Cuando llegan al final, como todos los días, bajaban la cuesta que les llevaba al río, y en la bajada Miguel soltaba los pies de los pedales y gritaba:
- Yupiiiiiiiii - muy alto.
"Auuuuuuuuuuuu" decía Perry tambien.
Y, como todos los días, hasta que no paraban de bajar no dejaban de gritar.
Una vez abajo, Miguel le lanzaba una piedra al río, y  como todos los días, Perry se tiraba a buscarla muy contento.
Despues de jugar mucho rato en el río, volvían al pueblo. Y como todos los días, Perry y Miguel se despedían con la ilusión de volver al día siguiente.


La muñeca de Sofía

Candelitas era una muñeca de trapo. Estaba todavía en la sala de costura cuando supo que era una muñeca.
Su creadora, Ana, la costurera, estaba bordándole los ojos cuando se dió cuenta que podía ver, y trás coserle unos labios rojos como fresas, sonrío de lo contenta que estaba. Cuando le hizó la nariz, inspiró tan fuerte que pudo oler las flores de primavera que estaban en un florero de la sala.
Ana, la costurera, pronto le cosió unos preciosos rizos rojos en la cabeza para que tuviera una gran melena.
Despues preparó un bonito vestido para abrigarla. El vestido era de color rojo tambien, y tenía dos bolsillitos con forma de mariposa a ambos lados. Cuando se lo pusó, le quedaba como un guante.
Dos zapatitos colorados esperaban impacientes calzarse en los pies de Candelitas, la cual si hubiera podido, de baile en baile les hubiera llevado.
- ¡Qué bonita estás quedando! dijo Ana, la costurera - ¡Qué suerte tendrán los niños que jueguen contigo!
Y candelitas deseó que ese día llegara pronto.
Ana, la costurera, le dió los últimos retoques y la colocó sentadita en el escaparate de la tienda junto a un oso amoroso. Desde allí veían el ajetreo de la gente al pasar de un lado a otro, algunos se paraban y miraban.
"¡A ver si tenemos hoy suerte, Candelitas!" decía el oso "¡Y nos vamos a casa de algun niño que nos quiera!"
Un día, la abuela de Sofía, la vió y supo al instante que le gustaría a su nieta. Asique se la compró y se la llevó ese mismo día a su casa.
Sofía cuando la vió le pareció la muñeca más bonita que había visto y no dejó de abrazarla ni mientras dormía.
Candelitas se convirtió en la compañera de juegos de Sofía. Y fueron muy felices juntas.

sábado, 23 de marzo de 2013

Los tres amigos

Había una vez un patito que nadaba en un río. Se llamaba Fermín.
Y caminando en la orilla, había una tortuguita, respondía al nombre de Floripes.
Fermín se divertía picoteando las hierbas de la orilla, cuando escuchó una voz:
"¡Ay, por favor! ¿Quién me ha picado en la patita?"
Fermín se fijó más y entre las hierbas descubrió una patita verde.
- Perdona, no te había visto - dijo - Soy un patito, me llamo Fermín, ¿Tú que eres?
"Soy una tortuga, me llamo Floripes, ¿Porqué querias comerme una patita?" preguntó la tortuga.
- No quería comerte la patita, es que como es verde igual que las hierbas...
"No te preocupes, todos nos podemos equivocar" dijo Floripes "Soy una tortuga".
Al otro lado del río un pececito llamado Paquito, buceaba contento.
Cuando tropezó con algo y se hizo daño en la cabecita. El pececito miró hacia arriba. Y el patito miró hacia abajo.
"¡Uy, qué susto!" grito Paquito. Y corriendo con sus aletas se escondió entre las hierbas.
- No te asustes, no pasa nada - le dijo la tortuga, que lo había visto todo - Todos podemos ser amigos.
Paquito, despacito, salió de entre las hierbas y se acercó a ellos cabizbajo.
"Es que acabo de nacer, y todavia no había visto a nadie" se explicó el pececito.
Fermín y Floripes sonrieron, Paquito parecía un pez muy simpático y no querían perder la oportunidad de conocerlo. Además se dieron cuenta en seguida que el pobre pececito tenía mucho miedo y recordaron todas las veces que habían tenido miedo.
"Paquito, yo soy una tortuga y Fermín es un patito, aunque somos diferentes no queremos hacerte daño y juntos podemos vivir en el río" dijo Floripes.
- Si, si, podemos ayudarte a conocer amigos - asentía Fermín con la cabeza.
El pececito se puso muy contento, no podía imaginar que haría amigos tan pronto.



viernes, 22 de marzo de 2013

La enmienda de Milki

VAMOS A RECORDAR LA CANCIÓN DE "LOS DÍAS DE LA SEMANA" DE LOS PAYASOS DE LA TELE, Y COMO, HACE UNOS AÑOS MILIKI PUDO MEJORARLA DEJANDO ATRÁS SU PASADO SEXISTA.


"Los días de la semana", la versión tradicional:

Lunes antes de almorzar una niña fue a jugar, pero no pudo jugar porque tenía que lavar.

"Así lavaba así, así, así lavaba así, así; así lavaba así, así, así lavaba que yo la vi".

Martes antes de almorzar una niña fue a jugar pero no pudo jugar porque tenía que planchar.

"Así planchaba así, así, así planchaba así, así; así planchaba así, así, así planchaba que yo la vi".

Miércoles antes de almorzar una niña fue a jugar, pero no pudo jugar porque tenía que coser.

"Así cosía así, así, así cosía así, así; así cosía así, así así cosía que yo la vi".

Jueves antes de almorzar una niña fue a jugar, pero no pudo jugar porque tenía que barrer.

"Así barría así, así, así barría así, así; así barría así, así, así barría que yo la vi".

Viernes antes de almorzar una niña fue a jugar pero no pudo jugar porque tenía que cocinar.

"Así cocinaba así, así, así cocinaba así, así; así cocinaba así, así, así cocinaba que yo la vi".

Sábado antes de almorzar una niña fue a jugar, pero no pudo jugar porque tenía que bordar.

"Así bordaba así, así, así bordaba así, así; así bordaba así, así, así bordaba que yo la vi".

Domingo antes de almorzar una niña fue a jugar pero no pudo jugar porque tenía que tejer.

"Así tejía así, así, así tejía así, así; así tejía así, así, así tejía que yo la vi".

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"Los días de la semana", versión modificada:

Lunes antes de almorzar un marido fue a correr, pero no pudo correr porque tenía que planchar.

"Así planchaba, así así, así planchaba, así así; así planchaba, así así,así planchaba que yo lo vi".

Martes antes de almorzar él quería ir al billar pero le salió muy mal porque tenía que cocer.

"Así cocía, así así, así cocía, así así; así cocía, así así,así cocía que yo lo vi".

Miércoles antes de almorzar la partida iba a echar pero no la pudo echar porque tenía que barrer.

"Así barría, así así, así barría así así; así barría así así, así barría que yo lo vi".

Jueves antes de almorzar un vinito fue a tomar y no lo pudo tomar porque tenía que cocinar.

"Así cocinaba, así así, así cocinaba así así; así cocinaba así así,así cocinaba que yo lo vi".

Viernes antes de almorzar un ratito se iba a echar pero no se pudo echar porque tenía que lavar.

"Así lavaba, así así, así lavaba así así; así lavaba así así, así lavaba que yo lo vi".

Sábado antes de almorzar un marido fue a pescar pero no pudo pescar porque tenía que tender.

"Así tendía, así así, así tendía así así; así tendía así así, así tendía que yo lo vi".

Domingo antes de almorzar con su equipo fue a jugar pero no pudo jugar porque tenía que pasear.

"Así paseaba, así así, así paseaba,así así; así paseaba, así así, así paseaba que yo lo vi".

martes, 12 de marzo de 2013

Gritos de la Frontera

Había una vez una niña que se llamaba Alegra. Tenía una abuela que vivía en un pueblo costero muy bonito, Gritos de la Frontera.
Le gustaba pasar los veranos con su abuela, y cuando no tenía que ir al colegio.
Su abuela se llamaba Rosa, pero ella le llamaba cariñosamente "yaya".
Yaya era una abuela muy mayor, tenía 87 años pero estaba en muy buena forma y salvo porque era un poco dura de oido, no se notaban nada sus años.
Alegra y yaya hacian muchas cosas juntas pero lo que más le gustaba a Alegra era ir al pueblo a hacer los recados.
La primera parada la hacian en casa de la señora Rufina. Rufina hacía pan y vendía barras y hogazas, tambien estaba un poco teniente asique hablaban entre ellas muy alto, asi:
¡¡RUFINAAAAA, PONME DOS BARRAS QUE ESTA AQUI MI NIETA!!, gritaba yaya.
- ¡AHORA MISMO, ROSA!, decía Rufina.
¡GRACIAS, RUFINA! ¡GRACIAS, ROSA! Y se despedian agitando la mano.
La segunda parada era la casa del señor Pio. Pio era el frutero del pueblo y tambien tenía que agudizar el oido para poder entender algo:
¡¡PIOOO, PONME LAS MEJORES MANZANAS QUE TENGAS, QUE ESTA AQUI MI NIETA!!, gritaba yaya.
- ¿COMO DICES ROSA? ¿QUE NO PUEDES ESTARTE QUIETA?, preguntaba con extrañeza Pio.
¡¡NO PIO!! ¡¡QUE ME PONGAS LAS MEJORES MANZANAS QUE TENGAS, QUE ESTA AQUI MI NIETA!!, gritaba yaya, mientras señalaba a Alegra.
¡GRACIAS, PIO! ¡GRACIAS, ROSA! Y con una gran sonrisa se despedian.
La tercera parada era la casa del señor Ventura. Ventura era el pastelero del pueblo, y tambien tenía un problema de oido, estaba como una tapia:
¡¡VENTURAAAAA, PONME UN PASTEL DE ALMENDRAS, QUE ESTA AQUI MI NIETA!!, gritaba yaya.
Pero Ventura no repondía. Asique "yaya" cogía aire y mientras gritaba le daba un toquecito en el hombro:
¡¡VENTURAAAAA, PONME UN PASTEL DE ALMENDRAS, QUE ESTA AQUI MI NIETA!!
Ventura se daba la vuelta y exclamaba:
- ¡¡HOLA ROSA!! ¡¡SI ESTA AQUI TU NIETA!! ¡¡NO ME DIGAS NADA, VOY A PONERLE UN PASTEL DE ALMENDRAS!!
¡GRACIAS, VENTURA! ¡GRACIAS, ROSA! Y Alegra cogía su pastel y con un beso se despedía de Ventura.
Aunque Alegra era muy felíz viviendo con sus padres en Silencio de Arriba, siempre echaba de menos Gritos de la Frontera, su yaya y sus gentes.

Tomás

Tomás era un niño que vivía con sus padres en un barco. ¿En un barco? Os preguntareis. Sí, en un barco. Y no uno cualquiera, sino en un trasatlántico.
Su padre era pianista y su madre tocaba el contrabajo, y formaban parte de la orquesta de fiestas.
Tomás, a sus 8 años, había viajado más de lo que muchos sueñan. Y durante estos años, había visto y conocido a muchas personas, a un hindú que comía bombillas, a la mujer más alta del mundo, a la niña record ginness de salto de comba, en definitiva, mucha y muy variada gente.
Tomás soñaba con convertirse algún día en una persona especial como aquellas que veía.
Un día, cuando el barco había llegado a puerto, y Tomás había terminado sus deberes (porque vivía en un barco pero tambien tenía que hacer deberes), sus padres le dejaron salir a proa y ver como subian nuevos pasajeros.
Mientras observaba, escuchó una voz que le decía: "¡Eh, tú! ¡Eh, niño!"
Tomás miró a su alrededor, pero nadie parecía llamarle.
"Ehh, aquí abajo" - volvió a escuchar.
Cuando bajo la cabeza no podía creer lo que veía, ¡había un pez señalándole! Y no contento con eso, le lanzó una moneda de oro con la boca.
Desde aquel día Tomás supo que él era la persona más interesante que viajaba en ese barco.

lunes, 11 de marzo de 2013

El León y la manzana


Había una vez, un león llamado Kifat. Vivía en una manada de leones y leonas en la sabana africana. Le gustaban muchos los filetes, y todos los días se ponía las botas; igual le daba que fueran grandes o pequeños, gordos o flacos. Le gustaban tanto, que no comía otra cosa.
Un día de verano mientras dormía la siesta, se le apareció una manzana sonriente.
La manzana amarilla, le dijo:
"Kifat, león comilón, te creía más listo. Solo quieres comer filetes, ¿Acaso no sabes que yo y mis hermanas poseemos la más tierna carne?"
El león se despertó con un golpe seco en la cabeza. Se le había caido encima una de las manzanas del árbol bajo el que dormía.
No lo pensó ni un momento y se acercó la manzana a la boca y... ÑAM! de un solo mordisco se la comió.
Desde ese día, Kifat comía deliciosos filetes y jugosas manzanas a partes iguales.

martes, 5 de marzo de 2013

Pedrito y Calixto

Había una vez, un niño llamado Pedrito. Vivía en un pueblo de montaña con sus padres y sus abuelos. Le gustaba explorar los alrededores y conocía todos los rincones del lugar. Pero un día se despistó demasiado y se perdió.
Llegó a un lugar que nunca había visto, con muchos árboles que no conocía; estaba tan asombrado mirando hacia arriba las ramas de los árboles, que tropezó y se cayó al suelo.

- ¡Ay! ¡Qué daño me has hecho! ¿Es que no miras por donde andas?
Pedrito se quedó sin palabras, había tropezado con un erizo que hablaba y tenía una púa clavada en su zapato.

- ¿Pero no vas a disculparte, niño? -dijo el erizo malhumorado.

"Perdone, me he perdido, no conozco este lugar, ¿Podría ayudarme a volver a mi casa? Creo que esto le pertenece" dijo Pedrito devolviéndole la púa al erizo.
El erizo le explicó a Pedrito que estaba en el bosque mágico y que todos los animales que vivían allí podían hablar.

- Me llamo Calixto y soy un erizo - le dijo.

Pedrito, ilusionado se presentó también: "Mi nombre es Pedrito y soy un niño".
Calixto acompañó a Pedrito hacia la salida, mientras caminaban, iban hablando y se dieron cuenta que podrían ser amigos, a los dos les gustaba explorar por los bosques, bañarse en el río y comer manzanas. Se rieron al pensar como se habían conocido.

Cuando llegaron al pueblo de Pedrito, se despidieron y Pedrito prometió volver al bosque y Calixto esperarle allí todos los días.

viernes, 1 de marzo de 2013

1,2,3...¡Comenzamos!

¡Hola a todos!
Me llamo Patri, tengo 29 años, y hace casi 3 que soy mamá.
Me gustaría dar a mi hija una educación alegre y divertida, por ello he realizado un curso sobre cómo escribir cuentos desde un punto de vista socioético.
Este Blog se inaugura con el objetivo de recoger mis cuentos y compartirlos con aquellos que los quieran disfrutar.

¡Comenzamos!