jueves, 28 de marzo de 2013

La muñeca de Sofía

Candelitas era una muñeca de trapo. Estaba todavía en la sala de costura cuando supo que era una muñeca.
Su creadora, Ana, la costurera, estaba bordándole los ojos cuando se dió cuenta que podía ver, y trás coserle unos labios rojos como fresas, sonrío de lo contenta que estaba. Cuando le hizó la nariz, inspiró tan fuerte que pudo oler las flores de primavera que estaban en un florero de la sala.
Ana, la costurera, pronto le cosió unos preciosos rizos rojos en la cabeza para que tuviera una gran melena.
Despues preparó un bonito vestido para abrigarla. El vestido era de color rojo tambien, y tenía dos bolsillitos con forma de mariposa a ambos lados. Cuando se lo pusó, le quedaba como un guante.
Dos zapatitos colorados esperaban impacientes calzarse en los pies de Candelitas, la cual si hubiera podido, de baile en baile les hubiera llevado.
- ¡Qué bonita estás quedando! dijo Ana, la costurera - ¡Qué suerte tendrán los niños que jueguen contigo!
Y candelitas deseó que ese día llegara pronto.
Ana, la costurera, le dió los últimos retoques y la colocó sentadita en el escaparate de la tienda junto a un oso amoroso. Desde allí veían el ajetreo de la gente al pasar de un lado a otro, algunos se paraban y miraban.
"¡A ver si tenemos hoy suerte, Candelitas!" decía el oso "¡Y nos vamos a casa de algun niño que nos quiera!"
Un día, la abuela de Sofía, la vió y supo al instante que le gustaría a su nieta. Asique se la compró y se la llevó ese mismo día a su casa.
Sofía cuando la vió le pareció la muñeca más bonita que había visto y no dejó de abrazarla ni mientras dormía.
Candelitas se convirtió en la compañera de juegos de Sofía. Y fueron muy felices juntas.

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