Croack, Croack! Croack, Croack!
Suena el despertador de Sara la Rana en la charca.
Saraaaaaa, Saraaaaaa, - le dice su madre Rana desde el nenúfar
de al lado. – Levántate que tienes que ir a la escuela.
Sara se levanta de la cama, con más pena que vergüenza,
desayuna y se va a la escuela de las ranas.
Allí el profesor ranacuajo enseña matemáticas.
2+2=4 Sara mira sin ver la pizarra, solo puede pensar en
bailar. En mover sus ancas de rana, sus bracitos de rana, su cabeza de rana y
bailar como si no hubiera mañana.
Y bailando, bailando en sus pensamientos, los números
también se mueven.
El 1 y el 2, bailan suelto, mientras que el 3 y el 4, se
agarran de las manos; al 5 y al 6, que son
mellizos les gusta dar vueltas y más vueltas, el 7 y el 8 bailan dando palmas, al mismo tiempo el 9 y
el 10, como son los mayores, bailan tango agarrados.
Sara Rana, ¿puede contar usted hasta 10? – pregunta
ranacuajo el profesor.
¡Claro que sí! -dice Sara, mientras se pone en pie- Uno y
dos – Y baila- Tres y cuatro – Y mueve sus ancas de rana- Cinco y Seis – Y da
vueltas- Siete y ocho- Y da palmas- Nueve y diez – Y baila tango.
¡Muy bien! Plas plas plas – Aplauden el profesor y los
compañeros.
Sara Rana es una excelente estudiante y una gran bailarina.
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