sábado, 19 de octubre de 2013

Los martes en familia

Había una vez, en un bloque de viviendas de Alcorcón, dos familias que compartían piso.
Marcelo y Mixo, eran los padres. Las mamás eran Paz y Lúa. Las hijas Sofía y Wanda. Y los bebés Miguelito y Misifú.
Como habreis podido averiguar, Mixo, Lúa, Wanda y Misifú era una familia de lindos gatitos. Todos en armonía vivían bajo el mismo techo.
Y cada día, los miembros de las familias hacian sus tareas.
El papá Marcelo trabajaba de electricista y se levantaba muy temprano para ir a trabajar, siempre le acompañaba Mixo por si necesitaba ayuda con los cables, las herramientas...
Paz y Lúa, las mamás, hacía unos meses que habían tenido a sus bebés, Miguelito y Misifú, pero ya se habían reincorporado al trabajo totalmente recuperadas.
Paz era enfermera y hacía el turno de noche en el hospital de la ciudad; Lúa le ayudaba con los enfermos que más cariño necesitaban, siempre se dejaba acariciar y ronroneaba con los pacientes más débiles.
Por las mañanas llevaban al colegio a sus hijitas, Sofía escondía a Wanda en su mochila y salvo que se lo pidiera nunca asomaba el hocico por la cremallera y se quedaba dormida al calor de la clase.
Miguelito y Misifú, los bebés, acudían a la guardería local, allí cantaban, comían y dormían la siesta hasta que los papás les recogían muy contentos.
A la hora de cenar, Marcelo y Mixo, preparaban deliciosos manjares para sus retoños. La especialidad de Marcelo era la pizza, siempre  que la hacía de atún, los gatitos se relamian.
Cuando se iban a la cama, Paz por teléfono les contaba los cuentos más alucinantes para soñar con aventuras toda la noche.
Así, repartiendo las tareas, lograban llevar una vida muy feliz. Cuando alguien les preguntaban como lo hacían, ellos siempre contestaban que con mucho mucho amor.

No hay comentarios:

Publicar un comentario