sábado, 19 de octubre de 2013

Phanki

Había una vez en Africa occidental, una gran familia de elefantes. Vivían todos juntos en manada.
El elefante más pequeño de todos, se llamaba Phanki. Le gustaba mucho jugar con sus hermanos y primos en una charca cercana, y mojar con su trompa a todo el que se le acercaba.
Cada poco tiempo, su familia se cambiaba de casa, por lo que hacían grandes caminatas por la sabana. Mientras caminaban, le gustaba coger con su trompa la cola de su abuela para no perderse o retrasarse.
Por las noches cuando descansaban y hacía frío, se acurrucaba entre sus papás y se dormía escuchando los sonidos de los animales nocturnos.
Pasaron los años y Phanki se convirtió en una preciosa elefanta joven. Ya no era la más pequeña, pero seguía jugando con sus primos en la charca y de sus hermanos, era la que más lejos lanzaba el agua con su trompa.
Ayudaba a todos los pequeños elefantitos a bañarse y les acercaba a los árboles para que pudieran recoger sus frutos. En las largas caminatas siempre se ofrecía para que le agarraran el rabito y así no se perdía ninguno. Sus padres se sentían muy orgullosos. Phanki siempre conseguía hacer felices a todos a su alrededor con su alegría.
Era la elefanta más querida de toda Africa.

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